lunes, 4 de julio de 2016

“Me Casaré Contigo en Matrimonio Perpetuo”


El lenguaje en la lectura es de un enamorado, de un esposo amante, para expresar la profundidad de la relación entre Dios y su pueblo.  Pero el amor de Dios por su pueblo va más allá de lo normal. No se trata del amor pacífico entre dos esposos que se quieren uno al otro, que son fieles a ese amor. Va más allá. El texto da a entender que la mujer ha sido infiel al marido. Y que el amor del marido es tan grande que es capaz de perdonar, de olvidar, de comenzar de nuevo. Y de asumir todo el esfuerzo que supone hacer que ella se vuelva a enamorar de él.

Ayer como hoy continuamos siendo duros de Corazón y seguimos haciendo lo contrario a este texto relatado. Cuando uno de los esposos descubre que ha sido traicionado por el otro, mucho más especial cuando el hombre descubre una infidelidad,  lo más normal es que el matrimonio se rompa, que se separen y que no haya posibilidad de restaurar el vínculo roto. La infidelidad es el camino más rápido hacia el entierro del amor. Eso cuando no se da un paso más y se termina en la violencia pura y dura, ya que la infidelidad provoca esa respuesta.

Nuestro amor desde lo humano es el que debemos profesarnos y debe ser más grande que la traición y que la infidelidad. Tiene que ser un amor constante y firmen ese amor que quiere siempre la vida del amado y que sea incapaz de llegar a la infidelidad o cualquier separación por otros motivos que también abundan en nosotros, incomprensiones, faltas de detalles, monotonías cotidianas de nuestro vivir en parejas el día a día y muchas otras producidas por ese individualismo.
  
Si aparte de este amor en lo humano colocamos ese amor a través de Dios y que ese amor de Dios es para todos, sin excepciones; porque en el testimonio y en las palabras y en la vida de Jesús se nos abrió la perspectiva y nos dimos cuenta de que el amor de Dios es para todos y todas sin excepción. Nos llevaría a tener parejas muy estables en su relación y por ende familias estables donde abunde la educación de los hijos en base al amor de Mamá y Papá, que ellos vean en nosotros esos Maestros, educadores en el hogar, el cual ellos traten de imitar.

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